I have to confess that I don’t like books about World War II and Nazis. I have to be honest because perhaps this taste of mine should be used as a sieve when it comes to reading everything I have to say from this moment on. In What Your Name Hides, you will find a story that aimed to be many things but that remains at the door, almost touching with its fingers what it should have been. It is a work of intrigue, almost a thriller where an old Nazi hunter faces the demons of the past, this time accompanied by a woman who embodies innocence, who could not be further away from his world. The hunt, the victims of the past and present, the executioners, the hatred and the thirst for revenge are intertwined creating a story that seeks to unmask a harsh truth that is hidden in plain sight. With these ingredients, the author begins a novel of intrigue in which, however, he is not able to generate the necessary tension in this type of works, the urgency in the reader to keep reading, the fear for the fate of the main characters. Only some isolated sections will offer this type of sensations.
One of the two main characters, Julian, the old Nazi hunter, points to the ways of an antihero of a character by Arturo Pérez Reverte. A fighter in a world that is no longer his, a mission doomed to failure that he nevertheless decides to undertake. But he lacks manners, despite being a good, three-dimensional character, we find him somewhat simplistic, more common than one would wish. And so we reach the end, the most complex part that a writer must face and it is here where perhaps the book stays more in a regular. A diluted end. It could have had a point of closure at a culminating moment but the author gives us a lot of pages, which almost seem like an epilogue, where he recreates in small things, in the details, thus achieving that everything ends gradually when a more resounding resolution would have been in better harmony. Thus the book ends up being entertaining but without shining, without that point of originality, without a special art for writing, without the ability to keep you hooked on its pages in the addictive way that great books do. In the end, it remains a regular that does not encourage me to take the second part, recently published, or to read other works by the author.
Tengo que confesar que no me gustan los libros sobre la Segunda Guerra Mundial y los nazis. Tengo que ser sincero porque tal vez este gusto mío debería servir de colador a la hora de leer todo lo que tengo que decir a partir de este momento. En Lo que esconde tu nombre encontrarás una historia que pretendía ser muchas cosas pero que se queda en la puerta, casi tocando con los dedos lo que debería haber sido. Se trata de una obra de intriga, casi un thriller donde un anciano cazador de nazis se enfrenta a los demonios del pasado, esta vez acompañado de una mujer que encarna la inocencia, que no podría estar más alejada de su mundo. La caza, las víctimas del pasado y del presente, los verdugos, el odio y la sed de venganza se entrelazan creando una historia que busca desenmascarar una dura verdad que se oculta a simple vista. Con estos ingredientes, el autor inicia una novela de intriga en la que, sin embargo, no es capaz de generar la tensión necesaria en este tipo de obras, la urgencia en el lector por seguir leyendo, el temor por el destino de los protagonistas. Solo algunos tramos aislados ofrecerán este tipo de sensaciones.
Uno de los dos personajes principales, Julián, el viejo cazador de nazis, señala los caminos de un antihéroe de un personaje de Arturo Pérez Reverte. Un luchador en un mundo que ya no es el suyo, una misión condenada al fracaso que, sin embargo, decide emprender. Pero le faltan modales, a pesar de ser un buen personaje tridimensional, lo encontramos algo simplista, más común de lo que uno desearía. Y así llegamos al final, la parte más compleja a la que se debe enfrentar un escritor y es aquí donde quizás el libro se mantiene más en una regularidad. Un final diluido. Pudo haber tenido un punto de cierre en un momento culminante pero el autor nos regala un montón de páginas, que casi parecen un epílogo, donde se recrea en las pequeñas cosas, en los detalles, logrando así que todo termine paulatinamente cuando llega un momento más rotundo. resolución habría estado en mejor armonía. Así el libro acaba siendo entretenido pero sin brillar, sin ese punto de originalidad, sin un arte especial para escribir, sin la capacidad de mantenerte enganchado a sus páginas de la manera adictiva que lo hacen los grandes libros. Al final, sigue siendo un habitual que no me anima a tomar la segunda parte, recién publicada, ni a leer otras obras del autor.