SINOPSIS
Movie Short Review
English review
After delivering one of the best films of 2022 with his powerful adaptation of All Quiet on the Western Front, director Edward Berger shifts gears with impressive ease in Conclave, a political-religious drama set almost entirely within the Vatican walls. Based on the acclaimed novel by Robert Harris, this film not only showcases Berger’s versatility as a filmmaker, but also offers Ralph Fiennes one of the most memorable roles of his career. Supported by a top-tier ensemble cast, Conclave presents a tense and intriguing portrait of the power plays surrounding the election of a new pope following the death of his predecessor.
Unlike The Two Popes, which approached the transition between Benedict XVI and Francis in a quasi-documentary style, Conclave opts for fictional speculation, focusing on the political and spiritual intricacies of the papal conclave. Fiennes plays the Dean of the College of Cardinals, responsible for overseeing the election, and his performance—marked by doubt and introspection—becomes the moral center of the story. Peter Straughan, screenwriter of Tinker Tailor Soldier Spy, gives the script a brisk and engaging pace, immersing us in a cloistered, sophisticated world full of personal and doctrinal tensions.
The ensemble cast is used effectively: Stanley Tucci brings charm and warmth as the American cardinal close to the protagonist, while John Lithgow plays an ambitious Canadian cardinal whose desire for the papacy is driven more by ego than faith. Among the more surprising contenders is the Nigerian cardinal (Lucian Msamati), whose potential election as the first African pope is met with equal parts excitement and resistance—particularly from conservative sectors, like that represented by the Italian cardinal played by Sergio Castellito. Adding another layer of tension is a mysterious Afghan priest (Carlos Diehz), whose very presence at the conclave raises suspicion and revives old prejudices about Christianity in Muslim-majority regions.
The film tackles timely and thorny issues with admirable restraint—from the sexual abuse scandals still rocking the Church to the racial and gender tensions embedded within its institutions. Isabella Rossellini shines in a rare active role for a woman within the Vatican: a nun who intelligently and firmly challenges the male hierarchy. As tensions escalate, Fiennes’ character confronts a growing crisis of faith that, paradoxically, makes him the most human and qualified for the papacy—though perhaps the least willing to accept it.
Berger orchestrates this complex interplay of voices, gestures, and silences with the same mastery he showed in his war film. The reconstruction of the Vatican at Cinecittà is impeccable, and the cinematography by Stéphane Fontaine, along with Suzie Davies’ production design, creates a rich and immersive atmosphere. Volker Bertelmann—Oscar winner for All Quiet on the Western Front—adds an elegant and suspenseful score that heightens the drama. A terrorist attack in Rome serves as a stark reminder that beyond the Vatican walls, the world remains a turbulent and dangerous place.
Even if some viewers might anticipate the outcome, the film reserves a final twist that reinforces its central aim: to question inherited certainties and envision a Church capable of self-reflection. Conclave is, ultimately, a sober and cerebral thriller that transforms the election of a pope into a stage for profound human, political, and spiritual drama.
Spanish review
Tras firmar una de las mejores películas de 2022 con su impactante adaptación de Sin novedad en el frente, el director Edward Berger cambia de registro con notable soltura en Conclave, un drama político-religioso ambientado casi por completo en el interior del Vaticano. Basada en la exitosa novela de Robert Harris, esta cinta demuestra no solo la versatilidad de Berger como cineasta, sino que también brinda a Ralph Fiennes uno de los papeles más memorables de su carrera. Acompañado de un elenco de primera línea, Conclave ofrece un retrato tenso e intrigante de las maniobras de poder que rodean la elección del nuevo Papa tras la muerte del pontífice anterior.
A diferencia de The Two Popes, que abordaba con tono documental la transición entre Benedicto XVI y Francisco, Conclave opta por la ficción especulativa, centrándose en los entresijos políticos y espirituales del cónclave. Fiennes interpreta al decano del Colegio Cardenalicio, encargado de supervisar el proceso electoral, y su interpretación, marcada por la duda y la introspección, se convierte en el eje moral de la historia. Peter Straughan, guionista de El topo, imprime un ritmo ágil al relato, y nos introduce en un universo cerrado, sofisticado y plagado de tensiones personales y doctrinales.
El reparto coral se despliega con eficacia: Stanley Tucci aporta carisma y calidez como cardenal estadounidense cercano al protagonista, mientras que John Lithgow encarna al ambicioso cardenal canadiense que no oculta su deseo de ascender al trono papal, impulsado más por el ego que por la fe. Entre los contendientes más sorpresivos destaca el cardenal nigeriano (Lucian Msamati), cuya posible elección como primer Papa africano despierta entusiasmo y resistencia a partes iguales, especialmente por parte de sectores más conservadores como el representado por el italiano interpretado por Sergio Castellito. A esta red de tensiones se suma un misterioso sacerdote afgano (Carlos Diehz), cuya mera presencia en el cónclave suscita sospechas y revive viejos prejuicios sobre el cristianismo en contextos musulmanes.
La cinta aborda temas actuales y espinosos con una sobriedad admirable: desde los escándalos sexuales que aún sacuden a la Iglesia hasta las tensiones raciales y de género que afloran en sus estructuras internas. Isabella Rossellini brilla en un rol inusualmente activo para una mujer dentro del Vaticano: una monja que desafía con inteligencia y firmeza la hegemonía masculina. A medida que las tensiones se intensifican, el personaje de Fiennes se enfrenta a una creciente crisis de fe que lo convierte, paradójicamente, en el más humano y apto para el papado, aunque quizá el menos dispuesto a asumirlo.
Berger logra orquestar este complejo juego de voces, gestos y silencios con la misma maestría que ya había demostrado en su incursión bélica. La reconstrucción del Vaticano en Cinecittà es impecable, y la fotografía de Stéphane Fontaine, junto con el diseño de producción de Suzie Davies, recrean un ambiente denso y envolvente. La música de Volker Bertelmann —ganador del Óscar por Sin novedad en el frente— complementa con elegancia y tensión el desarrollo de la historia. Un atentado en Roma sirve como recordatorio de que, fuera de los muros del Vaticano, el mundo sigue siendo un lugar convulso y amenazante. Aunque algunos espectadores puedan intuir el desenlace, la película guarda un giro final que refuerza su propósito: cuestionar las certezas heredadas y abrir paso a una Iglesia capaz de mirarse al espejo. Conclave es, en definitiva, un thriller sobrio y cerebral que convierte la elección papal en un escenario de profundo drama humano, político y espiritual.