SINOPSIS
A primera hora de una mañana de agosto de 1975, un monitor de un campamento de verano descubre una litera vacía. Barbara Van Laar, la hija de los dueños del campamento, ha desaparecido. Pero no es la primera vez que sucede algo así en esa familia: hace quince años, el hermano de Barbara también desapareció sin dejar rastro. ¿Cómo es posible que haya vuelto a pasar?
A partir de este inquietante comienzo, Liz Moore urde un drama lleno de matices emocionales e impulsado por un doble misterio. Persiguiendo los muchos secretos de la familia Van Laar y de la comunidad que trabaja a su sombra, las múltiples tramas dramáticas de Moore llevarán a los lectores hasta los corazones de unos personajes cuyas vidas cambiarán para siempre a raíz de este verano lleno de acontecimientos.
BOOK SHORT REVIEW
ENGLISH REVIEW
If you had asked me what I thought of The God of the Woods when I was about three-quarters of the way through, I would have had only good things to say. Moore does an exceptional job of building tension and creating an atmosphere that feels as dangerous as it is captivating. The novel is told through multiple points of view across different time periods. We are presented with both the lead-up to and the aftermath of the two disappearances, including the reactions of those closest to the family, as well as local and police efforts to solve the case. We hear the voices of camp counselors, Van Laar family members, campers, suspects, and police as the bigger picture of the disappearances slowly comes into focus.
Balancing so many timelines and perspectives is an intimidating feat, but Moore handles it successfully. At no point did I feel confused, and I was able to follow both timelines with ease. The characters chosen for the points of view were well selected; Moore provides a diverse range of voices, which offers a broad and as objective a view of the case as possible. Despite this, the points of view never reveal too much, maintaining suspense throughout. Moore managed to focus on characters close to the heart of the mystery but who didn’t know enough to break the tension, nor were they so suspicious as to be excluded as narrators. Additionally, I appreciated the lack of repetition in the chapters: each character brings something unique to the story’s development, making every chapter feel valuable, even if I liked some characters more than others.
My favorite character was Judyta, the young inspector whose determination to solve the case was hindered by a stifling family, a grueling commute, and sexist colleagues who had never seen a woman in her position. My least favorite, by far, was Louise, whose arrogant attitude and snide remarks irritated me from her very first chapter. Although I believe Moore intended for Louise to be more sympathetic—given her poverty in contrast to the Van Laars and her sacrifices in caring for her younger brother—I found her grating. It didn’t help that the audiobook narrator pronounced her name as loo-WEEZ, which constantly distracted me. Despite this, Louise, like the other characters, contributes essential pieces to the puzzle, which prevents her voice from feeling redundant, even if she was less enjoyable to read than Judyta or Alice.
What I liked most about The God of the Woods was its slow and meticulous buildup. Moore constructs everything from the ground up, providing such thorough background details that, at first, it’s hard to discern what is or isn’t a clue. Elements that seem crucial may turn out to be irrelevant, while seemingly minor details become key to solving the mystery. However, the ending left much to be desired. While I accepted Bear’s resolution with surprise and satisfaction, the solution to Barbara’s disappearance was deeply anticlimactic and illogical, which tarnished the overall experience. A shame, considering the outstanding work that preceded it.
SPANISH REVIEW
Si me hubieras preguntado qué opinaba de The God of the Woods cuando iba por las tres cuartas partes del libro, solo habría tenido cosas buenas que decir. Moore hace un trabajo excepcional construyendo la tensión y creando una atmósfera que se siente tan peligrosa como cautivadora. La novela se narra desde múltiples puntos de vista y en diferentes períodos de tiempo. Se nos presenta tanto la preparación como las consecuencias de las dos desapariciones, incluyendo las reacciones de los más cercanos a la familia, los esfuerzos locales y policiales por resolver el caso. Escuchamos las voces de los consejeros del campamento, miembros de la familia Van Laar, campistas, sospechosos y policías, mientras el panorama general de las desapariciones se va desvelando poco a poco.
Equilibrar tantas líneas temporales y perspectivas es una hazaña intimidante, pero Moore lo logra con éxito. En ningún momento me sentí confundido y pude seguir ambas líneas temporales sin dificultad. Los personajes elegidos para los puntos de vista fueron seleccionados con acierto; Moore ofrece una muestra diversa de la población, lo que permite una visión amplia y lo más objetiva posible del caso. A pesar de esto, los puntos de vista no revelan demasiado, manteniendo la intriga. Moore logró encontrar personajes cercanos al centro del misterio, pero que no sabían tanto como para romper el suspense, y tampoco eran tan sospechosos como para excluirlos como narradores. Además, aprecié que no hubiera mucha repetición en los capítulos: cada personaje aporta algo único al desarrollo de la trama, lo que hace que cada capítulo se sienta valioso, incluso si había personajes que me agradaban más y otros que menos.
Mi personaje favorito fue Judyta, la joven inspectora cuya determinación por resolver el caso se veía obstaculizada por una familia asfixiante, un largo trayecto al trabajo y el machismo de compañeros que nunca habían visto a una mujer en su cargo. Mi menos favorita fue Louise, cuya actitud arrogante y comentarios despectivos me molestaron desde su primer capítulo. Aunque creo que Moore pretendía que Louise resultara más simpática, dada su condición de pobre en contraste con los Van Laar y su sacrificio al cuidar de su hermano menor, a mí me pareció irritante. No ayudó que la narradora del audiolibro pronunciara su nombre como loo-WEEZ, lo que me distraía constantemente. A pesar de esto, Louise, como los demás personajes, aporta piezas esenciales al rompecabezas, lo que evita que su voz se sienta inútil, aunque no fuera tan agradable como la de Judyta o Alice.
Lo que más me gustó de The God of the Woods fue su construcción lenta y minuciosa. Moore construye todo desde los cimientos, detallando los antecedentes de manera tan completa que al principio es difícil discernir qué es o no una pista. Elementos que parecen importantes pueden terminar siendo irrelevantes, mientras que detalles aparentemente insignificantes resultan ser clave para el misterio. Sin embargo, el final dejó mucho que desear. Aunque acepté con sorpresa lo que ocurrió con Bear, la solución al caso de Barbara fue profundamente anticlimática e ilógica, lo que empañó toda la experiencia. Una pena, considerando el gran trabajo previo de la autora.
// Autor: Liz Moore // Editorial: AdN
SOBRE EL AUTOR
Liz Moore es autora de cuatro novelas, así como de numerosos relatos y textos de no ficción. Actualmente ejerce de profesora adjunta de Escritura Creativa en la Holy Family University. Vive en Philadelphia.