SINOPSIS
Nuestro mundo tiene innumerables fronteras, desde las más obvias hasta sutiles diferencias lingüísticas o climáticas que condicionan nuestra percepción de la existencia. En Fronteras invisibles, el geógrafo Maxim Sanson presenta 30 de esas fronteras invisibles, ejemplos intrigantes e inesperados de las múltiples formas en que nos relacionamos colectivamente con el mundo y lo experimentamos. Desde los aficionados al fútbol en Buenos Aires hasta la calidad del aire en China, pasando por los suburbios de París o el cinturón de malaria del África subsahariana.
BOOK SHORT REVIEW
ENGLISH REVIEW
The modern world is divided by borders, some of which have remained unchanged for centuries, such as the mountainous border between France and Andorra. Others, like the newly established borders of South Sudan, are much more recent. These physical borders delineate territories and affect millions of people living within them. However, they are not the main focus of Maxim Samson’s book, Invisible Lines.
Instead, Samson focuses on the invisible boundaries that we encounter and cross daily, often without being aware of them. These boundaries can be cultural, such as the social norm that prevents us from leaving the house in our underwear, or functional, like the International Date Line, an imaginary line that separates two different days on the calendar. Although these lines are not as formal as national borders and are often more symbolic than physical, they have a significant impact on our behavior, emotions, and ways of life.
According to Samson, these invisible boundaries also help us better understand our planet. For example, the Equator, which he describes as “probably the most famous invisible line of all,” provides us with crucial information about the seasons, the shape, size, and orbit of the Earth, as well as the movement of ocean currents and winds. Another example is the Arctic tree line, which, although it may be visible, its importance lies not in its physical presence but in the “intangible meaning and potential consequences associated with it.” Samson invites us to look beyond the materiality of these boundaries and focus on what they represent for life on Earth.
Throughout history, humans have not only tried to understand the world but also to shape it. At times, we have created boundaries with the intention of protecting or improving, although the results have not always been positive. During the pandemic, for instance, invisible lines were established to limit the spread of the virus, both globally, through travel restrictions, and locally, with social distancing. Other barriers, such as the Chernobyl Exclusion Zone or the self-imposed quarantine of the village of Eyam during the bubonic plague, were created to protect people from specific dangers, whether natural or man-made.
However, boundaries have also been used to exclude, claim territories, and divide people into opposing groups, creating a sense of “us versus them.” Clear examples of this include the ghettos in Nazi-occupied Europe and apartheid in South Africa. Today, similar divisions are observed in the suburbs of Paris, the infamous 8 Mile Road in Detroit, and in many other cities around the world. Some of these boundaries are self-imposed to preserve a culture or language, as in Montreal, where Anglophones and Francophones are concentrated in different areas of the city. Other boundaries exist to facilitate religious practices or are entirely within our minds. Samson prompts us to reflect on how these invisible boundaries influence our identity and sense of belonging and how we are often unaware of their impact on our perception of the world and our place in it.
SPANISH REVIEW
El mundo moderno está dividido por fronteras, algunas de las cuales han permanecido inalteradas durante siglos, como la frontera montañosa entre Francia y Andorra. Otras, como las recién establecidas de Sudán del Sur, son mucho más recientes. Estas fronteras físicas delimitan los territorios y afectan a millones de personas que viven dentro de ellas. Sin embargo, no son el tema central del libro “Invisible Lines” de Maxim Samson.
Samson se enfoca en las fronteras invisibles que encontramos y cruzamos a diario, a menudo sin ser conscientes de ello. Estas fronteras pueden ser culturales, como la norma social que nos impide salir de casa en ropa interior, o funcionales, como la Línea Internacional de Cambio de Fecha, que es una línea imaginaria que separa dos días diferentes en el calendario. Aunque estas líneas no son tan formales como las fronteras nacionales y suelen ser más simbólicas que físicas, tienen un impacto significativo en nuestra conducta, emociones y formas de vida.
Según Samson, estas fronteras invisibles también nos ayudan a entender mejor nuestro planeta. Por ejemplo, el Ecuador, que él describe como “probablemente la línea invisible más famosa de todas”, nos brinda información crucial sobre las estaciones, la forma, el tamaño y la órbita de la Tierra, así como sobre el movimiento de las corrientes oceánicas y los vientos. Otro ejemplo es el límite arbóreo del Ártico, que, aunque puede ser visible, su importancia radica no en su presencia física sino en el “significado intangible y las consecuencias potenciales asociadas con él”. Samson nos invita a mirar más allá de la materialidad de estas fronteras y a centrarnos en lo que representan para la vida en la Tierra.
A lo largo de la historia, los seres humanos no solo han intentado entender el mundo, sino también moldearlo. En ocasiones, hemos creado fronteras con la intención de proteger o mejorar, aunque los resultados no siempre han sido positivos. Durante la pandemia, por ejemplo, se establecieron líneas invisibles para limitar la propagación del virus, tanto a nivel global, mediante restricciones de viaje, como a nivel local, con el distanciamiento social. Otras barreras, como la Zona de Exclusión de Chernóbil o el autoaislamiento del pueblo de Eyam durante la peste bubónica, fueron creadas para proteger a las personas de peligros específicos, naturales o artificiales.
Sin embargo, las fronteras también han sido utilizadas para excluir, reclamar territorios y dividir a las personas en grupos opuestos, creando un sentido de “nosotros contra ellos”. Ejemplos claros de esto incluyen los guetos en la Europa ocupada por los nazis y el apartheid en Sudáfrica. Hoy en día, divisiones similares se observan en los suburbios de París, la famosa carretera 8 Mile en Detroit y en muchas otras ciudades alrededor del mundo. Algunos de estos límites son autoimpuestos para preservar una cultura o idioma, como en Montreal, donde los anglófonos y francófonos se concentran en diferentes áreas de la ciudad. Otros límites existen para facilitar prácticas religiosas o están completamente en nuestras mentes. Samson nos lleva a reflexionar sobre cómo estas fronteras invisibles influyen en nuestra identidad y sentido de pertenencia, y cómo a menudo no somos conscientes de su impacto en nuestra percepción del mundo y de nuestro lugar en él.
// Autor: Maxim Samson // Editorial: Crítica
SOBRE EL AUTOR
Maxim Samson es profesor de la Universidad DePaul de Chicago (Illinois), especializado en geografía, globalización, multiculturalismo y urbanización.