SINOPSIS
Con el nombre de Leonardo a cuestas y una estética andrógina, la protagonista llega a Tijuana, estafada por un grupo de tratantes. Bautizada como Mónica y cobijada por Rosy, una especie de madre adoptiva, se siente plena y aprende los trucos del que será su mundo: un lugar lleno de traiciones, felicidad, euforia y adicciones. Un par de años después, Mónica pasará de la seguridad de los hoteles y posadas a la hostilidad de la calle y de la Jungla, el lugar más sórdido y desconocido de Tijuana. Con la cuerpa reseca y la voz de su madre en mente, consigue lamerse las heridas y volver a casa. El regreso será un viacrucis y la llegada una bendición. También, será el verdadero inicio.
BOOK SHORT REVIEW
ENGLISH REVIEW
This Body of Mine (Mapa de las lenguas), by Uri Bleier, emerges as a daring and profoundly lyrical literary exercise that explores the territories of the body, language, and identity with a voice that is defiant, critical, and deeply felt. The protagonist—bearing the name “Leonardo”—arrives in Tijuana under an ambiguous identity, betrayed by the false promises of human trafficking, and must reconstruct her voice through memory, desire, and pain. Bleier does not settle for narrating a story of survival; instead, he unfolds a semiotic universe in which bodies, gestures, broken tongues, and silences coexist on the same plane as words. The reader is not invited to observe but to inhabit that transitional space between what is spoken and what remains unspeakable.
In this novel, brutal realism coexists with formal experimentation, and that tension is its greatest virtue. The intimate scenes—often charged with eroticism, violence, or revelation—intertwine with fragmented memories and interior monologues that dissolve the boundary between discourse and stream of consciousness. Language is not merely a vehicle but the very substance of experience: Bleier subjects it to pressure, disassembles it, refuses it, and reinvents it, compelling the reader to recognize that language itself is a battlefield where power leaves its mark. Yet that act of destruction also generates possibilities: among the ruins of official languages arise private dialects, marginal voices, and modulations of a tongue made flesh.
The secondary characters do not function as mere mirrors of the protagonist’s pain but as counterpointed echoes that generate additional layers of meaning. Dislocated relationships, negotiated bodies, fleeting alliances—Bleier orchestrates this constellation of presences surrounding “Leonardo” with precision and grace. Each fragmented consciousness contributes a distinct note to the choral narrative, enriching the texture of the text without diluting the singularity of the central voice. This polyphony structures the novel as a plural map of languages: each fragment speaks, responds, or contradicts the previous one, and through that dialectic, the cartography of a self emerges—a self that must reclaim territory for its flesh and its word.
The rhythm of This Body of Mine resembles a heartbeat more than a torrent; it is not a narrative of accumulation but one of sutures and fractures. Bleier privileges pause over haste, interruption over continuity, the contained breath over the exhaled word—those fissures where emotion insinuates itself with greater force. The aim is not to fill the voids with explanation but to allow the space between words to resonate. This aesthetic of fragmentation demands from the reader an attentive, generous disposition—one willing to accept silence as an essential part of discourse.
Taken as a whole, This Body of Mine does more than engage with the autobiographical or testimonial novel—it subverts them from within, offering a radical meditation on the body and language as symbolic territories. Bleier achieves a rare feat: the form of the book—its fragments, dislocations, and ruptures—becomes inseparable from its content. This novel stands as a critical invitation: to rewrite the margins of language, to reclaim the plurality of voices erased by dominant systems, and to recognize that every body—with its memory and its scars—can rise as an insurgent tongue.
SPANISH REVIEW
Esta cuerpa mía (Mapa de las lenguas), de Uri Bleier, emerge como un ejercicio literario arriesgado y profundamente lírico que explora los territorios del cuerpo, el lenguaje y la identidad con una voz insolente, crítica y sentida. La protagonista —portando el nombre de “Leonardo”— llega a Tijuana bajo una identidad ambigua, traicionada por las falsedades del mundo del tráfico de personas, y debe reconstruir su voz desde la memoria, el deseo y el dolor. Bleier no se contenta con narrar una historia de supervivencia: despliega un universo semiótico donde los cuerpos, los gestos, las lenguas rotas y los silencios habitan al mismo nivel que las palabras. El lector es convocado no para mirar, sino para habitar ese espacio transicional entre lo dicho y lo indecible.
En esta novela, el realismo brutal convive con la experimentación formal, y esa tensión es su gran virtud. Las escenas íntimas —a menudo cargadas de erotismo, violencia o encuentro— se entrelazan con remembranzas fragmentarias y monólogos interiores que disuelven la frontera entre discurso y flujo de conciencia. La palabra no es solo vehículo, sino materia misma: Bleier la somete, la descompone, la rehúsa y la reinventa, forzando al lector a reconocer que el lenguaje es también un campo de batalla donde el poder inscribe su huella. Pero ese acto de destrucción también abre posibilidades: entre los escombros de las lenguas oficiales surgen dialectos íntimos, voces marginales, modulaciones de un idioma hecho cuerpo.
Los personajes secundarios no funcionan como meros espejos del dolor de la protagonista, sino como ecos contrapuntísticos que devienen en capa de sentido. Relaciones dislocadas, cuerpos pactados, alianzas efímeras: Bleier maneja con maestría esa red de presencias que orbitan alrededor de “Leonardo”. Cada conciencia fragmentaria aporta una nota distinta al relato coral, enriqueciendo el tejido narrativo sin diluir la singularidad de la voz central. Esa polifonía estructura la novela como un mapa plural de lenguas: cada fragmento dialoga, responde o se contradice con el anterior, y en esa dialéctica se va trazando la cartografía de un sujeto que debe reclamar territorio para su carne y su palabra.
El ritmo de Esta cuerpa mía se parece más al latido que al desborde; no es un relato de acumulaciones, sino una obra de suturas y grietas. Bleier privilegia la pausa, la interrupción, la respiración contenida, esas fisuras donde la emoción se insinúa con mayor fuerza. No se trata de llenar vacíos con explicaciones, sino de permitir que el espacio entre las palabras resuene. Esa estética del corte demanda del lector una lectura atenta, generosa, dispuesta a tolerar el silencio como parte esencial del discurso.
En su conjunto, Esta cuerpa mía no solo interpela al género autobiográfico o a la novela testimonial: lo subvierte desde dentro, ofreciendo una reflexión radical sobre el cuerpo y la lengua como territorio simbólico. Bleier ha conseguido que la forma misma del libro —sus fragmentos, sus dislocaciones, sus rupturas— sea inseparable de su contenido. Esta novela es una invitación crítica: a reescribir los márgenes del lenguaje, a reclamar la pluralidad de las voces que el sistema borra, y a reconocer que toda cuerpa—con su memoria y sus cicatrices—puede alzarse como lengua insurgente.
// Autor: Uri Bleier // Editorial: Alfaguara
SOBRE EL AUTOR
Uri Bleier. Nací chilango, judío y joto. Ambas tres, a mucha honra. Me mal gradué de Negocios Internacionales por la Universidad Iberoamericana e hice una maestría en Negocios y Administración de Fútbol por el instituto Johan Cruyff. Como ven, no fue fácil aprender a quererme, pero aquí estamos. Trabajé varios años en un negocio familiar y desde hace un tiempo me he enfocado en olvidar la mala educación para formarme como escritor. Vivo entre la Ciudad de México y La Habana y dedico mi mayor tiempo a la literatura. Escribí, muy confiado, una primera novela que sirve de muy poco, así es que decidí participar en diversos talleres de autores como: Mario González Suárez, Sabina Urraca, Jorge Volpi, Mercedes Halfon, María Fernanda Ampuero y Pablo Simonetti. A partir de entonces escribí una segunda novela y otra más, Esta cuerpa mía, que me parece articula una voz con mis obsesiones e inquietudes literarias.