SINOPSIS
Patrick Howard, célebre periodista de true crime, se suicida en directo durante el programa con más audiencia de Estados Unidos. La joven inspectora Alison Hess se enfrenta así a su primer caso.
Aunque todo apunta a un simple suicidio, Alison descubre que antes de morir Howard estaba escribiendo un libro sobre un famoso caso que quedó sin resolver: la muerte de Hannah Larson, de diecisiete años, brutalmente asesinada en 1993 cerca del río Hudson, a pocas manzanas de Manhattan. Su muerte salpicó a varios miembros de la alta sociedad neoyorquina y a la campaña de uno de los candidatos a la alcaldía de la ciudad.
El libro que estaba escribiendo Patrick Howard ha desparecido y nadie parece conservar ni una sola copia del archivo. ¿Existió de verdad? ¿O quién asesinó a Hannah Larson no quiere que se encuentre?
Un misterio que impactará en la vida personal de la inspectora Hess y que destapará secretos inconfesables sobre la ciudad de Nueva York y su élite.
BOOK SHORT REVIEW
ENGLISH REVIEW
The Mystery of Hannah Larson, by Alexandre Escrivà, opens with a gesture as shocking as it is symbolic: the live, on-air suicide of Patrick Howard, an investigative journalist known for his coverage of real crimes. From that striking beginning, the novel establishes a constant tension between truth, spectacle, and guilt that runs through every page. Inspector Alison Hess, newly appointed to the force, inherits the case almost by chance, unaware that the apparent suicide conceals a far more intricate web. Howard had been working on an unfinished book about the unsolved murder of Hannah Larson, a seventeen-year-old girl found dead in 1993 on the banks of the Hudson River. The past and the present overlap, and within that temporal fissure the core of the novel takes shape: a search for meaning amid media manipulation and institutional corruption.
What distinguishes The Mystery of Hannah Larson within contemporary crime fiction is its literary ambition. Escrivà does not merely construct a suspenseful plot; he weaves a reflection on the nature of the crime narrative itself and its place in the culture of spectacle. Howard’s death is not just a narrative catalyst—it becomes a metaphor for the moral decay of those who turn human suffering into consumable drama. As Alison follows the journalist’s trail, she not only reconstructs a case but is also compelled to question her own relationship with truth, ambition, and justice. This inner conflict, more than the clues or the plot twists, sustains the novel’s power and gives it an ethical depth rarely found in recent detective fiction.
The treatment of the characters reinforces this introspective dimension. Alison is not portrayed as the infallible investigator archetype but rather as a vulnerable consciousness, shaped by doubt and intuition. Opposite her, the absent figures—Howard and Hannah themselves—acquire a spectral presence that guides the story from the shadows. Escrivà gives voice to the dead without summoning them directly; he makes them resonate through documents, recordings, diary fragments, and broken testimonies. Within this mosaic-like narrative, the book’s true protagonist emerges: memory, understood not as a static archive but as a contested territory where partial truths struggle to prevail.
The pacing of the novel reflects this search for depth. There is no rush or barrage of shocks, but rather a carefully constructed narrative in which each discovery opens new questions. The prose—measured, restrained, and atmospheric—privileges suggestion over spectacle. The reader is not a passive observer but an active participant, invited to reassemble the pieces, to distrust official accounts, and to accept that in any investigation—whether real or fictional—truth can only ever be fragmentary. The dual timeline, alternating past and present with precision, allows the two narrative threads to converge in a single moral point: the cost of looking too closely at what others prefer to forget.
Taken as a whole, The Mystery of Hannah Larson is a thriller that transcends its genre to become a meditation on truth and storytelling. Escrivà lucidly explores the links between information and power, memory and silence, guilt and redemption. His prose, elegant and contained, illuminates darkness not through artifice but through narrative intelligence and emotional depth. Few recent novels manage to sustain so effectively the balance between suspense and reflection, between storytelling and thought. The Mystery of Hannah Larson not only captivates—it challenges, unsettles, and leaves the lingering impression that sometimes the greatest mystery lies not in the crime itself, but in those who choose to tell it.
SPANISH REVIEW
El misterio Hannah Larson, de Alexandre Escrivà, se abre con un gesto tan fulminante como simbólico: el suicidio en directo de Patrick Howard, un periodista de investigación especializado en crímenes reales. Desde ese instante inaugural, la novela instala una tensión entre verdad, espectáculo y culpa que atraviesa cada página. La inspectora Alison Hess, recién incorporada al cuerpo, hereda el caso casi por azar, sin imaginar que el aparente suicidio encubre un entramado mucho más profundo. Howard trabajaba en un libro inacabado sobre el asesinato sin resolver de Hannah Larson, una joven de diecisiete años hallada muerta en 1993 a orillas del río Hudson. El pasado y el presente se superponen, y en esa grieta temporal se construye el núcleo del relato: una búsqueda de sentido en medio de la manipulación mediática y la corrupción institucional.
Lo que distingue a El misterio Hannah Larson dentro del género negro contemporáneo es su ambición literaria. Escrivà no se limita a trazar un argumento de suspense, sino que articula una reflexión sobre la naturaleza del relato criminal y su lugar en la cultura del espectáculo. La muerte de Howard no es solo un detonante narrativo: es una metáfora del desgaste moral de quienes convierten el dolor ajeno en mercancía. Al seguir las huellas del periodista, Alison Hess no solo reconstruye un caso, sino que se ve obligada a interrogar su propia relación con la verdad, la ambición y la justicia. Esa tensión interior, más que las pistas o los giros argumentales, sostiene la fuerza de la novela y le otorga una densidad ética poco frecuente en la narrativa policial reciente.
El tratamiento de los personajes refuerza esa mirada introspectiva. Alison no responde al arquetipo del investigador infalible, sino que se presenta como una conciencia vulnerable, marcada por la duda y la intuición. Frente a ella, las figuras ausentes —Howard y la propia Hannah— adquieren una presencia espectral que guía la trama desde las sombras. Escrivà logra dar voz a los muertos sin necesidad de invocarlos directamente: los hace resonar a través de documentos, grabaciones, fragmentos de diarios y testimonios truncados. En ese mosaico narrativo se revela la auténtica protagonista del libro: la memoria, entendida no como archivo estático, sino como un territorio en disputa donde cada verdad parcial compite por imponerse.
El ritmo narrativo responde a esa voluntad de profundidad. No hay prisa ni acumulación de sobresaltos, sino una construcción pausada en la que cada descubrimiento abre nuevas preguntas. La prosa, de tono sobrio y calculado, privilegia la atmósfera y la sugerencia por encima del efectismo. El lector no es un espectador pasivo, sino un cómplice que debe recomponer las piezas, sospechar de las versiones oficiales y aceptar que en toda investigación —real o ficticia— la verdad nunca es completa. La estructura alterna pasado y presente con precisión, de modo que las dos tramas terminan convergiendo en un mismo punto moral: el precio de mirar demasiado de cerca aquello que otros prefieren olvidar.
En conjunto, El misterio Hannah Larson es un thriller que trasciende su propio género para convertirse en una meditación sobre la verdad y el relato. Escrivà explora con lucidez el vínculo entre información y poder, entre memoria y silencio, entre culpa y redención. Su escritura, elegante y contenida, ilumina la oscuridad no con artificio, sino con inteligencia narrativa y hondura emocional. Pocas novelas recientes consiguen sostener tan bien la tensión entre intriga y reflexión, entre narración y pensamiento. El misterio Hannah Larson no solo atrapa: interpela, incomoda y deja la impresión de que, a veces, el mayor enigma no reside en el crimen, sino en quienes lo cuentan.
// Autor: Alexandre Escrivà // Editorial: Alfaguara
SOBRE EL AUTOR
Alexandre Escrivà (Valencia, 1996) es originario de Tavernes de la Valldigna y siempre quiso ser escritor. Cursó estudios superiores de música y ha sido miembro de numerosas jóvenes orquestas, como la Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana y la Joven Orquesta Nacional de España. Su trabajo musical ha sido reconocido con importantes galardones, como el primer premio en el V International Music Competition «Grand Piano in Palace» de Rusia (2021) o el segundo premio en el International Music Competition 2019 «Paris» Grand Prize Virtuoso de Francia (2019). Actualmente se dedica a la interpretación, compaginando giras y colaboraciones con la Banda Municipal de Barcelona con la docencia, y, cumpliendo su sueño, a la escritura. El último caso de William Parker (Alfaguara Negra, 2023) es su primera novela.